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Zedillo y el Fobaproa

 

Zedillo y el Fobaproa

 Miguel Ángel García Muñoz

¿Con qué cara se aparece Ernesto Zedillo Ponce de León para hablar de la reforma judicial dando una entrevista al New York Times, olvidando la catástrofe financiera que dejó en México con el FOBAPROA y la privatización de Ferrocarriles Nacionales a favor de una empresa extranjera para la cual trabaja?

Ya son 28 años de la desgracia zedillista y sigue dañando a millones de mexicanos.

En la percepción colectiva, Zedillo nunca ha dejado de ser un sospechoso del atentado que costó la vida a Luis Donaldo Colosio Murrieta. Él fue el principal beneficiario.

Cobra descaradamente la pensión presidencial, como si le hiciera falta.

Zedillo, se zurra fuera de la bacinica.

Ningún amparo ni controversia están por encima de la Constitución. La reforma judicial se hizo con todos los procedimientos legales. Esta es su fortaleza.

Mejor que el expresidente nos hable de aquel diciembre de 1994 en que desapareció de un plumazo a los magistrados del Poder Judicial para proponer a un grupo a su modo. O mejor de los priistas y panistas que votaron sin chistar la decisión presidencial de endeudar de por vida a los mexicanos con el FOBAPROA que benefició a 747 deudores.

Tampoco nadie dijo nada.

Entre los priistas que votaron para darle gusto a Zedillo estuvieron Ángel Aceves Saucedo, Óscar Aguilar González, Cupertino Alejo Domínguez, Ignacio Mier Velazco, Omar Álvarez Arronte, Eleazar Camarillo Ochoa, Víctor Manuel Carreto Fernández de Lara, Salomón Jauli Dávila, En 1998, Mier Velazco era subsecretario del programa de Acción y Gestión Social del CEN del PRI, pero después estuvo a favor de juzgar a los expresidentes de México, un contrasentido, cuando fue uno de los que avaló la jugada que tiene endeudado al pueblo al haber votado a favor de convertir en pública la deuda de unos cuantos.

Su pasado los persigue. Los que no sufren son Aceves, Jauli y Camarillo, ya fallecidos.

En las redes, Mier Velazco, ha sido criticado duramente recordándole su voto a favor del FOBAPROA. En su momento el legislador por el PAN, Fauzi Hamdan, puso candados para que no se conociera la lista de los deudores del IPAB.

De igual manera actuó el panista Germán Martínez Cázarez, quien no solamente estuvo a favor de la deuda, sino que engañó en 2018 para agenciarse un lugar en Morena y conseguir un escaño plurinominal en el senado. Luego, fue director del Seguro Social y renunció; formó el Grupo Plural y sigue siendo legislador atacando furibundo a Morena, a Andrés Manuel López obrador y a la presidenta Claudia Sheinbaum.

Si es tan digno, Germán Martínez debería renunciar a su escaño que no ganó en las urnas y llegó a sentarse representando a un partido al que odia.

Addy Cecilia Joaquín Codwell, priista que respaldó el FOBAPROA, se sumó en 2006 al PAN y coordinó la campaña de Felipe Calderón en Quintana Roo. Y se sumaron los panistas Marco Antonio Adame, coordinador reciente de la campaña de Eduardo Rivera Pérez por el gobierno de Puebla; Javier Corral, ahora morenista; Santiago Creel, secretario de gobernación con Vicente Fox; Carlos Medina Plascencia, primer gobernador del PAN en Guanajuato.

Los legisladores hicieron posible la reprivatización de la banca y la aparición de un fondo de contingencia, permitiendo que los grupos de banqueros se prestaran dinero entre ellos para comprar los bancos, por lo que el capital de la privatización no existía con los créditos cruzados.

Los banqueros ofrecieron préstamos impagables, creciendo la cartera vencida.

En 1994 fue asesinado Luis Donaldo Colosio, se levantó el zapatismo y llegó el error de diciembre con la especulación y una nueva devaluación que llegó al 300%. Ernesto Zedillo anunció el respaldo financiero del gobierno norteamericano de Bill Clinton y un préstamo por 20 mil millones de dólares del Fondo Monetario Internacional, que de nada sirvieron para evitar el quiebre bancario, creándose el FOBAPROA.

¡La deuda privada se volvió pública!

¡Sencillito!, dirían los argentinos.

Priistas y panistas dieron su voto reconociendo la deuda por 552 mil millones de pesos, provocando un incremento estratosférico de impuestos y tarifas de servicios públicos.

“El IVA nos quita la comida”, era el grito de los mexicanos.

El eco todavía se escucha y el polvo del tiempo intenta taparlo.

Los millonarios de antes son los mismos de ahora y otros tantos, incluidos empresarios poblanos colocados en los gobiernos actuales. Unos de ellos Agustín y Eduardo Legorreta, Cabal; Lankenau; Hank Rhon, Justo Fernández; Loret de Mola, Maurer Espinosa, Sada Zambrano; El Universal, Excelsior; la familia Cue Morán; Armando Prida, uruguayo dueño del periódico Síntesis en Puebla; CANACINTRA; empresas de Ricardo Salinas Pliego; hoteles Aristos; TAESA; Cementos Cruz Azul; IUSA Peralta; Estrella Blanca; Pelletier; Reino Aventura y un largo etcétera.

Y siguen en la prosperidad.

Los créditos que adquirieron los entregaron como cartera vencida al FOBAPROA y listo, se consumó un atraco en despoblado.

POSDATA. Un vivales como Ernesto Zedillo, debería ser juzgado.

COLUMNA REFLEXIONES

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