Cabeza logo

header ads

Festejos a los Muertos en Xochimilco, Mixquic e Isla de Janitzio

 Festejos a los Muertos en Xochimilco, Mixquic e Isla de Janitzio


Julián Romero Tehuitzil

Xochimilco

Ubicado al sur de la Ciudad de México, Xochimilco celebra el Día de Muertos con una rica tradición que comienza el 30 de octubre con la ‘Plaza de Difuntos’. Durante esta fecha, el mercado municipal se llena de vendedores de flores de muerto, calaveritas de azúcar, pan de muerto, velas, copal, cirios y diversos objetos de barro, como incensarios y jarros.

A las ocho de la noche, las campanas de la iglesia empiezan a sonar, anunciando la llegada de los espíritus de los niños. Las ofrendas dedicadas a los pequeños se llenan de dulces y juguetes, así como de frutas. En la tarde del 1 de noviembre, las campanas vuelven a sonar para dar la bienvenida a los espíritus de los adultos. Los deudos bendicen los productos que serán colocados en la ofrenda, que incluye pan de muerto, tequila, pulque, mole, tamales, tlacoyos y tortillas.

Una tradición local es colocar un ayate (una especie de bolsa) junto a la ofrenda, permitiendo que el difunto “cargue” con lo que se ha preparado. Durante la noche, en varios barrios, grupos de personas recorren las calles pidiendo ofrendas para las almas en pena que no tienen a nadie que les coloque una ofrenda, pues se cree que en este día salen del purgatorio en busca de alimento. En el panteón, se encienden velas, cirios y veladoras en un rito conocido como ‘Alumbrada’. Para el 3 de noviembre, las ofrendas se comparten entre vecinos, celebrando juntos con alimentos y bebidas, en una tradición que dice: “El muerto al pozo y el vivo al gozo”.

Mixquic

San Andrés Mixquic, que significa "lugar de quien cuida el agua", se encuentra a aproximadamente una hora de la zona turística de Xochimilco. La celebración del Día de Muertos en Mixquic es una fusión de tradiciones prehispánicas y ritos católicos. En la era precolombina, esta celebración era un ritual funerario esencial, centrado en Miquiztli, la diosa de la muerte.

Las actividades comienzan el 30 de octubre y culminan con la tradicional “Alumbrada” en el panteón la noche del 2 de noviembre. Las familias se preparan días antes, cocinando tamales, atole, chocolate, pan de muerto, mole y dulces que serán colocados en la ofrenda.

El 1 de noviembre, cuando los espíritus “visitan” a sus seres queridos, miles de cirios y veladoras son encendidos. Los habitantes afirman que las almas llegan en grandes filas y se detienen en cada casa para saludar a sus familiares, razón por la cual las puertas de las casas permanecen abiertas desde el mediodía hasta la noche. Los visitantes pueden entrar y salir para apreciar las ofrendas instaladas.

La mañana del 2 de noviembre es un momento de limpieza y preparación en el atrio de la iglesia de San Andrés, donde hombres y mujeres llegan con cubetas y flores para adornar las tumbas de sus seres queridos. Tras realizar las limpiezas, se dirigen al panteón, donde comparten simbólicamente alimentos y bebidas con los difuntos, en un acto de recuerdo y homenaje.

Isla de Janitzio

En el estado de Michoacán, la Isla de Janitzio es otro lugar emblemático para la celebración del Día de Muertos. En su cementerio, la ceremonia de ofrendas a los difuntos es una de las tradiciones más arraigadas. A las seis de la tarde del 1 de noviembre, el repicar de campanas marca el inicio de las festividades.

Poco antes de la medianoche, las familias de la isla se reúnen en procesión y se dirigen al panteón, acompañados por personas de la cercana ciudad de Pátzcuaro. Las canoas que navegan por el lago parecen mariposas con alas abiertas, iluminadas por las velas de las procesiones. Las tumbas son adornadas con arreglos de flor de cempasúchil y decoradas con ‘teas’ (charolas de madera) llenas de fruta, rodeadas de velas, mientras los habitantes entonan cánticos y alabanzas. El aroma del copal llena el ambiente, creando una atmósfera mágica.

La celebración en Janitzio también tiene raíces prehispánicas, ya que el cementerio se considera el Mictlán, el camino final al que llegan las almas después de cuatro años de viaje. Al día siguiente, se realiza una ceremonia en la parroquia para las familias que no tienen deudos recientes, recordando que, tras completar su viaje, los difuntos ya no necesitan ser velados en el cementerio.

Estas celebraciones reflejan la riqueza cultural y la profunda conexión que los pueblos mexicanos tienen con sus tradiciones y la memoria de sus seres queridos, un homenaje que trasciende el tiempo.

Publicar un comentario

0 Comentarios