Diálogos Multiactores de la SNU. Ajustes y retos para cumplir la
Agenda 2030 y gobernanza
Por Rodolfo Herrera Charolet*
La Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible, adoptada en 2015 por los 193 Estados Miembros de las Naciones
Unidas, no es solo un documento bien intencionado; es un grito de la humanidad
que clama por un mundo donde la justicia, la equidad y la transparencia no sean
meros eslóganes, sino realidades palpables.
En su corazón, el Objetivo de
Desarrollo Sostenible (ODS) 16, que aboga por sociedades pacíficas, justas e
inclusivas, con instituciones efectivas, responsables y transparentes, nos compromete
a enfrentar el desafío contra los males estructurales que dañan el alma de
nuestras democracias: la corrupción, la opacidad, el abuso de poder y la
exclusión.
Pero, ¿es suficiente este
llamado? ¿O es hora de que las palabras se traduzcan en acciones contundentes,
sanciones ejemplares y un rediseño profundo de cómo entendemos la gobernanza?
Aquí propongo un análisis crítico
y propuestas audaces para fortalecer las líneas de acción de la Agenda 2030,
con un enfoque en sanciones vinculantes, procesos penales, fiscalización de
cuentas públicas, estandarización de la transparencia, inclusión de partidos
políticos y la revisión de prácticas como la reelección o el nepotismo.
Sanciones y procesos penales:
El ODS 16.5, que busca reducir la
corrupción y el soborno, y el 16.6, que promueve instituciones responsables,
son claros en su intención, pero endebles en su ejecución. La corrupción no es
un pecado ligero; es un cáncer que devora recursos, confianza y derechos
humanos. Para combatirla, necesitamos más que exhortos: requerimos sanciones
vinculantes y procesos penales que golpeen donde duele. Propongo marcos legales
nacionales e internacionales que castiguen con severidad la opacidad y el abuso
de poder.
Imaginen leyes que inhabiliten de
por vida a funcionarios que desvíen fondos públicos o que enfrenten procesos
penales por malversación, con penas que no solo los aparten del poder, sino que
recuperen lo robado, como lo plantea el ODS 16.4.
Un mecanismo viable sería la
creación de tribunales especializados anticorrupción, inspirados en el
Mecanismo Internacional, Imparcial e Independiente (IIIM) de la ONU para Siria,
pero adaptados para perseguir delitos de corrupción sistémica.
Estos tribunales, con mandato
transnacional, podrían investigar y sancionar a quienes saquean las arcas
públicas, asegurando que los activos robados regresen a las comunidades
afectadas. La amenaza de la cárcel y la pérdida de privilegios sería un
disuasivo poderoso, un mensaje claro: la corrupción no será tolerada.
El impacto sería monumental:
ciudadanos que han perdido la fe en sus instituciones comenzarían a ver un
contrato social renovado, donde la justicia no es una quimera, sino una
realidad.
Fiscalización de cuentas
públicas: El ojo vigilante de los derechos humanos
La Agenda 2030 nos recuerda que
los recursos públicos deben servir al bienestar del pueblo, especialmente a los
más vulnerables, bajo el principio de "no dejar a nadie atrás". Sin
embargo, la fiscalización de cuentas públicas sigue siendo, en muchos países,
un ejercicio burocrático que ignora el impacto humano del gasto. Propongo auditorías
específicas con un enfoque en derechos humanos, donde no solo se evalúe si los
números cuadran, sino si los recursos llegan a quienes más los necesitan: los
marginados, los olvidados, los que cargan el peso de la desigualdad.
Imaginemos sistemas de auditoría
que midan si los fondos destinados a salud, educación o agua potable cumplen
con los estándares de derechos humanos. Instrumentar en su caso una rendición
de cuentas efectiva con recomendaciones que pueden ser vinculantes para iniciar
procesos penales en el caso de su incumplimiento reiterado. Organizaciones
Internacionales podrían crear protocolos para estandarizar estas auditorías
sociales, apoyando a países con instituciones débiles.
No es viable un sistema de
auditoría en donde se concluye con informes. Es impostergable que dichas irregularidades
se vinculen a procesos de sanciones administrativas y, en casos graves, en
procesos penales por delitos contra los derechos humanos. Desviar recursos de
un hospital público no es solo un delito financiero; es un atentado contra la
vida. Esta fiscalización rigurosa garantizaría que los ODS, desde la reducción
de desigualdades (ODS 10) hasta la promoción de la justicia (ODS 16), no queden
en papel mojado.
Transparencia estandarizada:
La luz que disipa las sombras
El ODS 16.10 exige datos
accesibles y oportunos, pero la realidad es un caos de formatos inconsistentes
y portales gubernamentales que parecen laberintos. La transparencia no puede
ser un lujo; debe ser un estándar universal. Propongo la creación de normas
globales para la publicación de datos públicos, inspiradas en el Estándar de
Datos para la Contratación Abierta (OCDS). Una plataforma global, gestionada
por la ONU o la Open Government Partnership, podría centralizar información
sobre gastos, contratos y resultados de políticas en formatos unificados,
accesibles para todos: ciudadanos, periodistas, activistas.
Y no basta con pedir amablemente
a los gobiernos que cumplan. Aquellos que se nieguen a publicar datos
estandarizados deben enfrentar consecuencias: desde restricciones al
financiamiento internacional hasta sanciones reputacionales en foros como el
Foro Político de Alto Nivel. Esta estandarización no solo facilitaría la
supervisión ciudadana, sino que también empoderaría a las comunidades para
exigir cuentas, transformando la transparencia en una herramienta de poder
popular.
Partidos políticos: Los
elefantes en la sala
La Agenda 2030 habla de incluir a
todos los actores, pero ignora un elefante en la sala: los partidos políticos y
sus organizaciones afines. Estos son los engranajes del poder, y su opacidad es
un caldo de cultivo para la corrupción. Propongo que los partidos sean sujetos
obligados en los compromisos de transparencia y rendición de cuentas, con
códigos de conducta alineados a los ODS. Sus finanzas, campañas y relaciones
con el sector privado deben ser un libro abierto, reportado públicamente en
plataformas internacionales.
Un marco similar a los principios
de la Open Government Partnership podría obligar a los partidos a transparentar
sus ingresos y gastos, con sanciones claras para los incumplidos: desde la
pérdida de financiamiento público hasta la prohibición de participar en
elecciones. En casos de financiamiento ilícito, los responsables deben
enfrentar procesos penales, como lo exige el ODS 16.4. Esto no es solo una
medida técnica; es un golpe directo a la influencia de los intereses privados
que secuestran la democracia, allanando el camino hacia una gobernanza
verdaderamente inclusiva (ODS 16.7).
Reelección y nepotismo: Romper
las cadenas del poder
Nada grita más
"antidemocrático" que las dinastías políticas perpetuadas por la
reelección indefinida o el nepotismo. El ODS 16.7 promueve una gobernanza
representativa, pero esto es imposible cuando el poder se concentra en unas
pocas manos o familias. Propongo una revisión global de las leyes electorales
para limitar la reelección y prohibir la sucesión por parentesco en primer y
segundo grado. No más esposas, hijos o hermanos heredando el poder como si
fuera un feudo.
Un mecanismo viable sería una
recomendación de la ONU para que los Estados adopten leyes contra el nepotismo,
respaldadas por auditorías independientes que detecten violaciones.
Transparency International podría incluir el nepotismo en sus índices de corrupción,
visibilizando a los países que perpetúan estas prácticas.
Y, nuevamente, sanciones:
inhabilitación para cargos públicos y, en casos de abuso de poder, procesos
penales. Romper estas cadenas no solo democratizaría el poder, sino que abriría
la puerta a nuevas voces, especialmente de grupos históricamente marginados.
Los desafíos: Entre la
resistencia y la esperanza
No nos engañemos: estas
propuestas enfrentarán resistencia. Los gobiernos y partidos políticos, celosos
de su soberanía o aferrados a sus privilegios, dirán que estas medidas son
imposiciones extranjeras o ataques a sus tradiciones. Pero la soberanía no puede
ser excusa para la opacidad, y las tradiciones no justifican la injusticia.
Estas reformas deben construirse con participación ciudadana, con un consenso
que nazca de las bases, para que no sean vistas como dictados de élites
globales.
Además, muchos países,
especialmente los más pobres, carecen de la capacidad institucional para
implementar auditorías rigurosas o tribunales anticorrupción. Aquí entra en
juego el ODS 16.a: la cooperación internacional debe ser el puente que
fortalezca estas capacidades, con financiamiento, capacitación y transferencia
de tecnología. Pero cuidado: las sanciones y procesos penales deben aplicarse
con imparcialidad, o corremos el riesgo de que se conviertan en armas de
persecución política, como hemos visto en demasiados contextos.
Destino y rumbo
La Agenda 2030 no es un sueño
utópico; es un mandato ético. Pero sin dientes, sin sanciones, sin mecanismos
que obliguen a los poderosos a rendir cuentas, seguirá siendo un eco lejano.
Las propuestas aquí planteadas —sanciones vinculantes, fiscalización con
enfoque en derechos humanos, estandarización de la transparencia, inclusión de
partidos políticos y la eliminación de prácticas como la reelección indefinida
o el nepotismo— son pasos concretos para transformar la gobernanza global. No
basta con soñar con sociedades justas; hay que construirlas con instituciones
que teman al pueblo, no al revés. La Agenda 2030 nos dio el mapa; ahora toca
pavimentar el camino con valentía, justicia y un compromiso inquebrantable con
los que menos tienen. Porque, al final, el desarrollo sostenible no es solo un
objetivo: es una deuda con la humanidad.
¿O no lo cree usted?
*Ponencia presentada en el Foro de Diálogos Multifactores
organizados por el Sistema de Naciones Unidas. CD México, 18 de julio de 2025.
Fuentes:
Open Government Partnership, "Agenda 2030: A normative framework for recovering trust in government"
ONU, "Transforming our world: the 2030 Agenda for Sustainable Development"
Transparency International, "Our Strategy"
Global NAPs, "The 2030 Agenda for Sustainable Development"
Open Government Partnership, "Achieving Sustainable Development Goals through Accountability and Transparency"
2030 Spotlight, "Human Rights in the 2030 Agenda"
Brookings, "Democracy Playbook 2025"
1 Comentarios
Esto incluirá el poder ver los inventarios de cada oficina pública ?ya que cada que cambian de gobierno,los integrantes cada gobierno se lleva las cosas que se compran con recurso nacional y si esto aplicaría también en las escuelas de todos los estados,este plan de transparencia ?por qué en las escuelas piden que impresoras computadoras mobiliario y después ya no sabemos que hay y siguen pidiendo y se les sigue comprando y no sabemos dónde quedan por qué todo desaparece mágicamente
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