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Atoyac: Estudio de la IIBm de la UNAM

 Estudio de la IIBm de la UNAM


Los investigadores de la IIBm de la UNAM realizaron el estudio de genotoxicidad en poblaciones cercanas al cuerpo de agua para establecer cómo es la exposición en sus habitantes.

Tomaron muestras de sangre a un grupo de las comunidades más alejadas del río (población A) y a otro que residía cerca (población B). También incluyeron a uno de estudiantes de la UNAM en el D.F. (población C). “Éste fue el grupo control”.

Se hicieron cultivos de células sanguíneas, y se encontró una frecuencia elevada de micronúcleos, que son rompimientos cromosómicos. Al romperse un cromosoma se pierde material genético. Si es un gen necesario para la sobrevivencia de la célula, ésta muere, pero si no lo es, sigue viva pero con una mutación, que puede ser el inicio de un proceso cancerígeno.

Se observó que la frecuencia más baja de este tipo de daño fue en la población C. La B presentaba una frecuencia tres veces mayor que la C, y la A, ligeramente menos daño que la B.

Según los resultados, la gente que vive en la zona tiene más daño de micronúcleos, pero el más fino, los rompimientos de cromosomas, que establecen un ciclo que se relaciona mucho más con el proceso de cáncer, se origina cerca de donde descargan las industrias.

Los habitantes de esta región están expuestos crónicamente, de cuerpo entero, a estos contaminantes, lo que incrementa su riesgo de enfermar, en principio de cáncer, pero recientemente se ha comprendido que la exposición a tóxicos puede dañar no sólo al ADN, sino a todo el mecanismo de expresión de genes.

El estudio indica que si la exposición a sustancias químicas altera a este último, entonces el riesgo de enfermedad, no sólo de cáncer, es infinitamente mayor, por lo que es necesario monitorear a estas poblaciones permanentemente, para establecer cuáles son las afecciones que deben ser atendidas en sitios que surgen en el país a raíz de la intensa industrialización de las zonas rurales.

Declaratorias oficiales:

Aunque en 2011, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) publicó una Declaratoria de Clasificación de los ríos Atoyac y Xochiac, estableciendo metas de calidad del agua para limitar la descarga de contaminantes a la red fluvial. 13 años después la contaminación de los afluentes continúa.

En el año 2015, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Conagua clausuraron 27 industrias establecidas en la CAA, en Puebla y Tlaxcala, debido a descargas contaminantes y el manejo indebido de los residuos peligros.

En 2017, el estudio realizado por la IIBm de la UNAM, durante seis años, fue de utilidad para que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitiera la recomendación 10/2017 respecto a la contaminación del Atoyac.

El documento de la CNDH dice que la falta de saneamiento y el tratamiento inadecuado de desechos industriales, además de un desordenado e intenso crecimiento industrial, influyen directamente en la salud humana.

De acuerdo con el más reciente monitoreo de aguas superficiales de la Conagua (2022), el río Alto Atoyac se encuentra entre los más contaminados del país, en semáforo rojo en materia de contaminación, pues no cubre uno sólo de los criterios que implica su monitoreo, ya que recibe un alto volumen de descargas industriales y municipales que convierte sus aguas en veneno.


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